domingo, 23 de febrero de 2014

Una puerta al mundo

Alberto era un niño que se moría por los ordenadores y los juegos. Podía pasar horas y horas delante de la pantalla y, a pesar de que sus padres no creían que fuera posible, él disfrutaba de verdad todo aquel tiempo de juego. Casi no se movía de la silla, pero cuando se lo decían, cuando otros le animaban a dejar aquello y conocer el mundo, él respondía: "ésta es mi puerta al mundo, aquí hay mucho más de lo que pensáis".
De entre todos sus juegos, había uno que le gustaba especialmente. En él guiaba a un personaje recogiendo tortuguitas por infinidad de niveles y pantallas. En aquel juego era todo un experto; posiblemente no hubiera nadie en el mundo que hubiera conseguido tantas tortuguitas, pero él seguía queriendo más y más y más....
Un día, al llegar del cole, todo fue diferente. Nada más entrar corrió como siempre hacia su cuarto, pero al encender el ordenador, se oyeron unos ruidos extraños, como de cristales rotos, y de pronto se abrió la pantalla del monitor, y de su interior empezaron a surgir decenas, cientos y miles de pequeñas tortuguitas que llenaron por completo cada centímetro de la habitación. Alberto estaba inmóvil, sin llegar a creer que aquello pudiera estar pasando, pero tras pellizcarse hasta hacerse daño, apagar y encender mil veces el ordenador, y llamar a sus padres para comprobar si estaba soñando, resultó que tuvo que aceptar que ese día en su casa algo raro estaba sucediendo.

domingo, 16 de febrero de 2014

La maldición de los Mentirukis









Los mentirukis no siempre se llamaron así. No es que se pasaran la vida contando mentiras, sólo las utilizaban de vez en cuando para engañar a los viajeros y quedarse con sus joyas. Eso fue lo que los condenó, pues sin saberlo, tramaron un engaño contra un gran mago. Y éste, al descubrirlo, lanzó una gran maldición sobre todos los del pueblo: ni un sólo día podrían acostarse sin haber dicho una mentira.
No parecía una maldición tan terrible, teniendo en cuenta que sólo se trataba de una mentira al día, pero sus efectos resultaron desastrosos. ¡Todos mentían todos los días! Así que no había manera de fiarse de ellos, ni de saber si hablaban en serio, si irían adonde decían o pagarían lo que prometían. Los engaños y enfados entre ellos eran constantes, y el ambiente en el pueblo se volvió insoportable. Finalmente, se acostumbraron a todo aquello, y los mentirukis, como empezaron a llamarlos, se ganaron la peor fama del mundo, pues además de mentirosos, se les consideraba tramposos y ladrones. Y así siguió siendo durante siglos...

La invitación para el Gran Baile


Un príncipe terriblemente desordenado nunca hace caso a sus padres cuando le piden orden. La princesa del reino vecino, de la que está enamorado en secreto, organiza un gran baile e invita a todos los príncipes de los alrededores. El príncipe está emocionado y lo prepara todo con esmero, pero el día del baile no encuentra la invitación entre el desorden de su cuarto. La busca desesperado y no la encuentra, y al final decide ordenar todo su cuarto, encontrando la invitación justo encima de la mesa. Para cuando llega al baile ya se marchaban todos y se vuelve muy triste y habiendo aprendido la lección. Pero tuvo suerte, y como no encontró novio, la princesa repitió el baile poco después, y como esta vez tuvo todo ordenado, no perdió la invitación y pudo conocer a la princesa, que también se enamoró de él.


Moraleja del cuento:  Uno de los valores más importantes que todos los niños deben tener es el orden, si tienen su vida ordenada podrán ser grandes personas.

Fuente: http://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/la-invitacion-para-el-gran-baile

domingo, 19 de enero de 2014

Los tres cerditos





Moraleja del cuento:

Que no debes hacer las cosas por el camino fácil , ya que la mayoría de las veces salen mal, sino que debes optar por el trabajo duro, porque aunque cueste es lo mejor.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Las ranitas en la nata










Había una vez dos ranas que cayeron en  un recipiente de nata.

Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse.

domingo, 24 de noviembre de 2013

El tigre saltador








Dos cervatillos pastaban alegremente junto a un río. Se acercó sigilosamente un tigre y les acorraló. Los cervatillos, asustados, urdieron un plan. 

- ¨Nos rendimos, pero antes debes demostrarnos que eres el gran saltador del que todos hablan¨, dijeron ¨¿ Ves aquel tronco en medio del río? a ver si eres capaz de saltar hasta él¨.

El tigre se sentía orgulloso. Saltó sin hacer gran esfuerzo hasta colocarse sobre el tronco y miró a los cervatillos.

- ¨Eres el mejor saltador y el mas fanfarrón¨, contestaron los cervatillos, y se alejaron corriendo dejando al tigre sobre el tronco. 

domingo, 3 de noviembre de 2013

El concurso de belleza



En un precioso jardín vivía la mariposa más bonita del mundo. Era tan bonita y había ganado tantos concursos de belleza, que se había vuelto vanidosa. Tanto que un día, la cucaracha lista se hartó de sus alardes  y decidió darle una lección.
Fue a ver a la mariposa, y delante de todos le dijo que no era tan bonita, que si ganaba los concursos era porque los jurados estaban comprados, y que todos sabían que la cucaracha era más bella. Entonces la mariposa se enfureció, y entre risas y desprecios le dijo a tí te gano un concurso con el jurado que quieras"Vale, acepto, nos vemos el sábado", respondió la cucaracha sin darle tiempo. Ese sábado todos fueron a ver el concurso, y la mariposa iba confiada hasta que vio quiénes formaban el jurado: cucarachas, lombrices, escarabajos y chinches. Todos ellos preferían el aspecto rastrero y el mal olor de la cucaracha, que ganó el concurso claramente, dejando a la mariposa tan llorosa y humillada, que nunca más volvió a participar en un concurso de belleza.Por suerte, la cucaracha perdonó a la mariposa su vanidad y se hicieron amigas, y algún tiempo después la mariposa ganó el premio a la humildad.